Una espiral llamada Patricia García

Patricia García utiliza como símbolo una espiral. Para ella es «reflejo de evolución, de crecimiento». Desde que llegó al rugby con 18 años ha seguido el camino que le marca esa espiral y a cada vuelta se hace grande e influye más en todo lo que le rodea. 

Ya pasaron diez años desde que Irene Schiavon le descubrió el rugby en la universidad, placándola en los entrenamientos del equipo de fútbol de El Escorial. Diez años en los Patricia García no dejó de crecer hasta convertirse en una de las deportistas españolas más importantes de los últimos años. Y no solo por los premios que consigue (esta misma semana fue incluida por segunda vez en el equipo ideal de Seven del año por la World Rugby) o por sus títulos (con la selección es doble campeona de Europa de rugby XV y campeona de Europa de rugby 7), si no por su actitud y su dedicación.

Fuera del campo su compromiso continúa y promueve iniciativas para dar a conocer el rugby, lucha por la igualdad entre sexos y lleva a su vida cotidiana las enseñanzas aprendidas en el rugby. Asegura que este deporte «enseña a querer, a respetar, a conocerme, a compartir, a dar lo mejor de mí misma, a agradecérselo a las personas que me ayudan, a ayudar, al trabajo en equipo, el sacrificio conjunto y el compañerismo…».

Hoy, con 28 años, es la personificación de los valores tradicionalmente asociados al rugby: humildad, compromiso, respeto, compañerismo, disciplina, determinación… Es eso y no solo los premios lo que hace que Patricia García sea un referente en el deporte.

Y la espiral sigue creciendo.

La imagen de esta entrada fue tomada por Aljaz Babnik durante las World Series de París. Obtenida de FERugby.es.

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